TRANCO IX

ILUSTRACIONES

Amo el dibujo. Y esto es así a pesar de que en 2º de bachillerato tuve un profesor, de cuyo nombre no quiero acordarme (¿de qué me sonará a mí esto?), que impartía esa materia y que hizo cuanto pudo para que lo aborreciera. Constantemente me ponía como ejemplo de negación para ejercer "tan noble arte". "Para saber dibujar hay que tener un don del que tú careces" -me decía el buen hombre- "así que yo no te lo puedo enseñar".
Se equivocaba en lo primero y acertaba de pleno en lo segundo: para dibujar no hay que tener "don" alguno, y él no me podía enseñar porque era un perfecto inútil.

Para aprender a dibujar basta con enseñar a tus ojos a medir las distancias; es bastante más fácil que aprender inglés (tomé clases una semana, aprendí a decir computer -con buen acento, eso sí-, y tras comprobar que la cosa no se basa en reglas sino en la memorización, decidí que mejor otro día); y más fácil -dónde va a parar- que aprender a nadar (sólo he logrado nadar en una dirección: hacia abajo).

Tal vez, las palabras que más he escuchado en mi vida profesional han sido: "Bueno, yo no sé dibujar". Es como un complejo que comparten la mayoría de las personas que, además y como el iluminado de mi profesor, creen que es un don. Y repito que no es así; se aprende a dibujar como se aprende cualquier materia. Otra cosa es crear un estilo a partir del dibujo académico, como lo es crear una sinfonía a partir de saber tocar el piano.

Las ilustraciones que siguen las realicé para el libro "Desde mis ojos", de mi amiga Llanos Lozano, catedrática de Filosofía.

En segunda página aparece su retrato a lápiz en el que potencié sus ojos, cosa que a ella no gustó: "Estos no son mis ojos -me dijo nada más verlo-, demasiado grandes".
"Lo necesario para que en ellos te quepa todo lo que ves – le respondí-".

 

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Realizo carteles para Alcalá de Henares y en la mayoría de ellos el motivo pricipal es una ilustración.

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Y actualmente estoy trabajando en las ilustraciones de un Quijote que verá la luz en 2013,

en edición numerada de 750 ejemplares. Pero, aún lamentándolo, no puedo dar a conocer ninguna ilustración hasta que la obra se edite.
Bueno, sólo un detalle de la primera ilustración. Por cierto: el modelo que he elegido para el Quijote soy yo mismo con algunos cambios. Más que nada porque me tengo a mano.

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