domingo, 18 de marzo de 2012

TRANCO XVI



Seguimos con los apuntes.

Me gusta dibujar manos. Las manos son bellas en cualquier escorzo. Tienen una capacidad de expresión inigualable. Sus posiciones se me antojan infinitas.

Cuando empezaba a dibujar me traían loco porque siempre me faltaba sitio para meter todos los dedos en la palma; demasiados dedos. Y me di cuenta de que en los dibujos de cómic -Donald, Goofy, Tom y Jerry, etc.- las manos sólo tenían cuatro dedos; era evidente que también a sus creadores cinco dedos les parecían demasiados. Y a los actuales se lo sigue pareciendo.
Poco a poco los fui logrando encajar a base de dibujar mi mano derecha -soy zurdo- ante un espejito que ponía sobre la mesa; algo que continúo haciendo cuando necesito manos para una ilustración. Lo malo es cuando la mano debe de ser la izquierda y tengo que dibujarla con la derecha, más lenta y torpe; entonces, terminado el somero apunte, me cambio el lápiz de mano y, aliviado, resigo el dibujo con vigor para quedarme tranquilo.



En la izquierda se observa el trazo inseguro inicial y el posterior reseguido.




Como en ésta












Apuntes de manos para el cuadro "Te ofrezco la imaginación"






Ya en el boceto




Apuntes de manos para el cartel de Cervantes. (Que, por cierto, él firmaba "Cerbantes". Me pregunto en qué momento y porqué le cambiamos el apellido.)









Y ya en el cartel



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Apuntes de desnudos. El cuerpo: esa maravilla.

A los dieciocho años acudí, al salir de trabajar y durante unos meses, a la Escuela de Artes y Oficios Artísticos de Barcelona -la Llotja- a dibujar figura del natural. Como iba por libre podía hacer de mi capa un sayo. Así, los alumnos fijos tenían que hacer un sólo dibujo al carbón de lunes a jueves, y los viernes apuntes. Cuando a las pocas semanas vi que ya sabía encajar la figura y dibujarla al carbón con luces, sombras y toda la parafernalia, me dediqué exclusivamente a los apuntes porque lo que pretendía era coger soltura con el lápiz, por lo que andaba entre los caballetes de mis compañeros buscando nuevos escorzos de una modelo que permanecía inmóvil. 
Al cabo de un tiempo, y para darle animación al asunto, me ponía un tope de diez segundos por dibujo. Estos dos apuntes -los únicos que conservo de entonces- son de esos.

  


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Dos dibujos más elaborados






Apuntes para el cuadro "Olivera".





Apuntes de la diosa para el cuadro "Los hombres son dioses muertos de un templo ya derrumbado"












Apunte de las bóvedas de la Catedral del Mar, de Barcelona, para el mismo cuadro

  




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