sábado, 20 de octubre de 2012

CÓMIC VIII




Ante tanto incumplimiento, estamos agotando incluso nuestra capacidad de respuesta.



Los españoles sabemos por experiencia que cuando un político afirma que no hará tal cosa, tal cosa está al caer.





La peor de las situaciones consiste en no ver el final de la crisis y, además, quedarte sin medios para seguir luchando.




¡Ni por esas!




La tecnología acabará por convertir a cada individuo en una isla a la que sólo se llegará mediante las ondas.




El Presidente del Gobierno, en su reciente discurso en la ONU, se congratuló de que que la mayoría de españoles se quedara en casa en lugar de alborotar en la calle, con lo que daba a entender que esa "mayoría silenciosa", como la calificó, comprende y apoya sus draconianos recortes.



sábado, 8 de septiembre de 2012

ESCRITOS V


UN MAL DÍA

Mire usted, de hecho, todo ha empezado cuando esta mañana temprano le he abierto la puerta al perro y sin levantarse del suelo, donde me hace creer que ha pasado la noche cuando lo cierto es que duerme en mi sillón, me ha dicho que no le apetecía salir. He vuelto a cerrarla mientras pensaba que no tenía nada de extraño con el frío que hacía, pero que tampoco era para decirlo así.
Luego, al sacar de la nevera la caja de leche, me ha estornudado encima y me ha puesto perdido. La he oído argüir entre dientes que los cambios de temperatura le sientan fatal, pero ya me dirá usted si va uno a salir de casa con el estómago vacío.
Cuando he cogido el vaso se me ha resbalado y casi lo estampo contra el fregadero de granito. Ha soltado un reniego y con esa voz chirriante que ya sabe usted que tienen los vasos por las mañanas, me ha conminado a sacudirme el sueño de las orejas con una acritud que no se la conocía yo, y eso que es mi vaso favorito.
Y a continuación el microondas me dice que tiene conectado el grill de cuando anoche me hice el bocadillo y que si quiero la leche tostada, pues que adelante. Ya ve qué forma de decir las cosas.
Mientras me tomaba mi café con leche – no sin antes tener que cambiar la cucharilla porque la primera se sentía indispuesta y darle dos voces al Nescafé que pretendía que me pusiera Cola Cao – me decía que, así las cosas, era extraño que hubiera podido vestirme sin problemas, cuando el cinturón se ha soltado y mis pantalones, que habían perdido el botón de la cintura, se vienen abajo. Oiga, busco la mesa para dejar el vaso y trato de asirme el pantalón con la otra mano, mientras escucho al indignado cinturón una sarta de  derechos entre los que incluye el de no aguantar la caradura de quienes van por la vida perdiendo los botones y luego basan su estabilidad en el esfuerzo de los demás; y que si lo tengo a él para que no se me caigan, mejor que use una cuerda. ¿Y qué se creerá que es un cinturón, pregunto? He tenido que volver al dormitorio para cambiarme el pantalón y al anudarme después los zapatos lo he hecho suavemente para evitarme broncas, aún sabiendo que al cabo de poco los llevaría desatados. ¿Lo ve? ya llevo los cordones arrastrando.
Después he cerrado tras de mí la puerta de la casa y me he dirigido al coche pensando en que el día no se presentaba muy bien, cuando un carraspeo me ha sacado de mi ensimismamiento. Con ese tonillo de quien está a la vuelta de todo, que odio, el coche me recuerda que no he cogido su llave. Vuelta para atrás. Ya una vez dentro, le indico con un portazo que no estoy para historias. Normal, ¿no?; pero como siempre, el hecho de haberme advertido él unos segundos antes de que yo me diera cuenta, le ha dado alas y se ha permitido enumerarme su lista de necesidades. Cuando iba por el engrasado de las rótulas he metido la tercera casi sin pisar el embrague y los engranajes han chirriado lo suyo. Se ha dado por enterado y ha dejado de darme la paliza con sus reivindicaciones, que ya está bien.
Yo cada día entretengo el viaje recitando poemas ¿sabe usted? Hoy le ha tocado a Lope de Vega y en ésas que digo: “De ese modo no es locura querer curar la pasión...”, cuando usted sabe muy bien que es: “De ese modo no es cordura...”. Y claro, al maldito de él, que se los conoce ya de memoria, se le ha escapado una sonrisita y cuando he visto que iba a corregirme, he hecho ademán de pasar de la quinta a la segunda en un plis plas, con lo que le he cortado en seco tanta suficiencia. Que yo no se cómo será el suyo, pero éste es de una pedantería insoportable. Y rencoroso como él solo. Porque yo he visto perfectamente que este conductor venía por mi derecha y le juro que he frenado, agente. Pero éste ha hecho ver que no se enteraba y ha seguido. Y eso que el primer perjudicado ha sido él, que mire que abolladura; pero con tal de fastidiarme, lo que sea.
No, no me mire así, hombre ¿o es que usted nunca se levanta con el pie izquierdo? Demasiado bueno es lo que soy, eso es lo que pasa; ¿que la cucharilla está indispuesta? pues es su problema; ¿que el cinturón piensa que soy un negrero? pues que vaya a su sindicato... ¿A que usted lo hace así?
No, no, perdone, yo sólo me he bebido un café con leche y además, si soplo por ahí luego tendré que oírme a los labios decir que los pongo en cualquier porquería. En todo caso que sople mi coche, que mire cómo disimula.
Y ahora le ruego que me disculpe, porque si llego tarde al trabajo tendré problemas. ¿Con mi jefe? no, no tengo: me refiero a mi psiquiatra, que no me pasa una. ¿Cómo que si al trabajo o al psiquiatra? Oiga, está usted un poco ido esta mañana, ¿no? ¡Ya entiendo!, su gorra de plato le ha confesado que en realidad es una sopera de porcelana de Sévres venida a menos y usted no sabe si creérselo, como si lo viera. Tenga mi tarjeta y venga a mi consulta: lo averiguaremos.

A. BANEGAS





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CÓMIC VII





No creo que haya manera más clara para definir la trayectoria de este Gobierno.





Cuando nuestro Gobierno ha incuplido todas y cada una de sus promesas electorales y continúa tan terne, oir una noticia como esta produce estupefacción.





Secularmente, Mallorca se ha llevado siempre la parte del león en el reparto de los fondos destinados al archipiélago. Pero el presidente Bauzá está batiendo récords.





Los recortes deberían de haberse aplicado en primer lugar al mastodóntico entramado estatal que consume muchísimos recursos que necesitamos para cosas tan vitales para los ciudadanos como la sanidad, la educación, las prestaciones a los parados, etc., etc.
Pero ningún partido está dispuesto a ello.
Aquí, na Marieta se pasa bastante porque no se puede prescindir de todo lo que dice. Pero ocurre que una tira es un espacio demasiado corto para largas disquisiciones. 






La próxima "donde dije Digo, digo Diego" está al caer. Y van... 

CÓMIC VI




Mientras tengamos listas cerradas, los diputados representarán a sus partidos y sus intereses, no a los ciudadanos que les elegimos y pagamos.




Nada se salva de los recortes




Mª Antonia Munar (llamada "La princesa"), expresidenta de Unió Mallorquina -partido bisagra-, que en el Govern Balear dio el poder a la derecha y a la izquierda según sus propias conveniencias, ha sido condenada en la primera de las varias causas que tiene pendientes.





Esta tira es mi pequeño homenaje al nieto que me acaba de nacer


viernes, 7 de septiembre de 2012

TRANCO XXV


CRÍTICA

Siempre he abominado de los críticos de arte que usan la obra de un pintor como soporte para su lucimiento literario que, por lo general, es una amalgama de conceptos incomprensibles, hipérboles, retruécanos, palabras inventadas (eso les encanta) y demás jerigonzas cuyo resultado es una crítica que deja al lector sin entender nada, y al pintor pasmado y preguntándose que de dónde demonios habrá sacado todo eso porque de sus cuadros no, desde luego.
Lo único que el artista saca en claro es que la crítica deja muy bien a su obra y barrunta que el hecho de que haya servido al escribiente para soltar su perorata tal vez no sea ajeno al elogio. De esas tengo algunas.

Y hay críticos que también dejan asombrado al pintor pero, en este caso, por su capacidad para adentrarse en la obra y en su autor. Leen los cuadros como si en lugar de pintados estuvieran escritos. A través de ellos son capaces de diseccionar el pensamiento de su creador, sus anhelos y sus frustraciones. Sus críticas obligan al pintor a analizarse, le obligan a aprender.
A este segundo grupo pertenece Mª Elena Morató, de quien muestro la crítica que realizó a varios de mis cuadros: 




Banegas es orgánico; muy racional, pero orgánico. La fuerza de la tierra emerge de sus obras a pesar de toda una estructuración formal que la ordena y canaliza. El movimiento, la vitalidad de fondo, se presentan vestidas, en cierto modo enmascaradas por una contención fruto de la racionalización a que ha sometido sus sentimientos. Si tenemos alguna duda, sólo debemos acercarnos a las claves que nos proporcionan los títulos de sus obras: “Metamorfosis”, “Paisaje con olivo y viento”, “El árbol de mi sangre”... Estos títulos, con clara vocación poético-literaria, delatan lo que las apariencias pretenden camuflar, a veces sin que ni siquiera el autor sea consciente de ello.

La elegancia y la pulcritud de las formas, de la ejecución sabia y maestra (su manera de trabajar y conjugar los tonos, las depuradas técnicas empleadas) son la apariencia de lo equívoco, una paradoja....pero una paradoja que es verdadera, que nace de algo real. O mejor aún, la síntesis de contrarios, la fusión de lo dispar: contención por fuera, explosión por dentro.  Esa apariencia de abstracción, esa pátina de mesura extrema, es en realidad una necesidad de su naturaleza, un conjuro a sus colores, a sus formas caprichosas.



La vida y el sentimiento son canalizados en formas aparentemente reposadas, cuya pulsión es aparentemente controlada... sí, sólo aparentemente controlada, porque el sentimiento, aunque quizá lo pretenda, no puede someterlo al raciocinio del creador mental, quedando libre (¿a su pesar?) gracias al apasionamiento del artista.
En efecto, lo racional es sólo un vestido en la obra de Banegas. Un juego mental, inteligente, exquisito y equilibrado que arropa un irrefrenable instinto vital pictórico.
Banegas es dual, y en esa dualidad a veces se debate como en un duelo de caballeros.
Sin embargo, no creo que deba debatirse. Jugar, quizá sí. Aventurar, experimentar. Al fin y al cabo la profesionalidad del autor puede enfrentarse a cualquier cosa que descubra como artista.
El equilibrio de su yo pictórico, ese es el reto al que Banegas se enfrenta.  Porque la mano (tan diestra en él) debe responder tan sólo a ese yo.

Mª Elena Morató
Marzo de 2002
 
TRANCO XXIV


GALERÍA


En Ibiza hay muchas pequeñas calas en las que los pescadores han construido las casetas para sus "llaüts" -barcas de pesca- donde, tras subirlos por unos troncos a guisa de rieles, los guardan.
Este es un "llaüt" reposando sobre ellos, antes de salir a la mar.



LLAÜT / Óleo y acrílico sobre lienzo / 73x130 / 2012 /adquirido

Y estoy trabajando en su pareja.



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lunes, 9 de julio de 2012

CÓMIC V




"Al revés te lo digo para que me entiendas", dice el refrán.





En el "Burlador de Sevilla", de Tirso de Molina, don Juan dice: ¡Tan largo me lo fiáis!
Pues eso, en versión Marieta.





Muy pronto ya, empezaremos a vivir de los recuerdos: de cuando la sanidad funcionaba; de cuando las escuelas no estaban masificadas; de cuando los informativos de TVE eran plurales y veraces...





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viernes, 6 de julio de 2012

ESCRITOS IV


LAS HORMIGAS

Esta mañana, sobre las diez, estaba tomándome un café con leche en el bar en el que acostumbro a desayunar. Un sol amable se derramaba sobre la terraza. Cuando me he levantado para pagar, he visto que la mujer que estaba sentada en la mesa de al lado miraba obstinadamente mis pies; he dirigido la vista a ellos y los he visto rodeados de un enjambre de hormigas que se afanaban a mi alrededor. Las veía llegar del alcorque de un árbol situado a poca distancia de mí y cruzarse con otras que hacían el camino opuesto llevando en las pinzas trozos de algo oscuro y un tanto inconcreto. Sin darle más importancia, me disponía a entrar en el local cuando un sexto sentido me ha hecho bajar otra vez los ojos al suelo con la sensación de que algo no iba bien.
Y me he quedado atónito: lo que las hormigas se llevaban como alimento.... ¡era mi sombra!
No podía dar crédito a lo que veía, pero mi sombra aparecía ya salpicada de sol en su interior y los bordes se desdibujaban a ojos vista. Me he quedado paralizado. Contemplaba, perplejo, como  se apresuraban a llevarse los trocitos, formando una larga hilera que desaparecía bajo la tierra del árbol unos metros más allá. Cuando he querido reaccionar, desde mis zapatos hasta la cintura sólo había sol.
He salido huyendo sin comprender, caminando a grandes zancadas en busca de mi coche. La gente se paraba, mirándome con asombro y llamándose la atención entre ellos, lo que, por supuesto, no era de extrañar.
Ya una vez dentro, he intentado calmarme; trataba de comprender si aquello me había ocurrido en realidad, o tan sólo era  una jugada de mi mente, bastante agotada a estas alturas por las largas jornadas de trabajo puesto que me faltan dos semanas para exponer y aún tengo dos cuadros inacabados. He puesto el vehículo en marcha y me he ido a casa.
Desde que he bajado del coche hasta que he entrado en ella, no he querido mirar al suelo, no he querido saber si mi sombra me seguía entera o no.
Me he metido en la ducha y al salir, y aunque aún era un poco pronto, he decidido tomarme un aperitivo sentado en la terraza. Y ahora viene lo peor: al pasar frente al espejo del salón he quedado estupefacto: me reflejaba con la copa en la mano y la toalla rodeando mi cintura, pero.... ¡desde la toalla al suelo no había nada!, ¡nada!: mis piernas no estaban.
En una décima de segundo mis ojos han pasado del espejo a mi cuerpo... y mis piernas seguían allí; los he vuelto al espejo, me he movido frente a él por ver si alguna extraña reflexión impedía que me viera entero, me he ido a una esquina y luego a la otra... todo ha sido inútil, mis piernas no han aparecido.
Inmediatamente he relacionado el suceso de las hormigas con éste y me he quitado la toalla. Efectivamente, poco más abajo de la cintura mi cuerpo se reflejaba deshilachado y desaparecía. Con un susto tremendo, he vuelto a comprobar que yo estaba entero pero el espejo no parecía saberlo.
Me he vestido a trompicones y he salido otra vez a la calle; una idea espeluznante empezaba a tomar cuerpo en mi mente: si el espejo no “me veía”, ¿qué pasaría con las personas? La gente que me miraba asombrada cuando huía hacia mi coche, ¿lo hacían porque habían observado lo de mi sombra incompleta, o porque lo que no veían eran mis piernas?
Caminaba con miedo, sin poder apartar la vista de la mancha oscura que proyectaba mi cuerpo y que nacía varios palmos más allá de mis pies.
Frente a mí he visto a una señora que, unos pasos más allá, iba en la misma dirección que yo cargada con las bolsas de la compra; no he podido dejar de mirar –y envidiar- su sombra completa. Cuando la he alcanzado, le he pedido disculpas y le he preguntado que si me veía bien; la mujer me ha mirado extrañada y con bastante desconfianza y yo le he sonreído para tranquilizarla; le he repetido la pregunta y he añadido: “mis piernas... ¿las ve Ud.?”. Me ha echado una rápida ojeada al tiempo que daba un instintivo paso atrás y, descompuesta, se ha puesto a gritarme que quién era yo y que me marchara inmediatamente.
Me he apartado rápidamente de ella y he encaminado mis pasos a un parque cercano donde, sentado en un banco, me he puesto a analizar los hechos: “Quizá la señora te ha tomado por loco, o por exhibicionista” - me decía - “Seguro que me ha visto entero pero se ha asustado ante tan extraño abordaje”. Sabía que era darle vueltas inútiles y que lo que debía hacer sin más tardanza era volver a preguntar; pero retrasaba el momento.
Un hombre ha pasado frente a mí y me ha mirado un segundo sin hacer ningún aspaviento, lo que me ha tranquilizado sobremanera: “Pero a lo mejor iba distraído” – no he podido por menos que decirme -, lo que no ha impedido que dejara perder la oportunidad de preguntarle.
Al cabo, he echado a andar por uno de los vericuetos del parque, decidido a plantarme ante el primero que me encontrara y hacer que me sacara de dudas sin más dilación, cuando un muchachito ha aparecido corriendo por el fondo del camino. Al llegar a mi altura, le he dirigido la mejor de mis sonrisas y le he saludado; el chiquillo se ha detenido frente a mí y me ha mirado sin asombro: “Menos mal” – he pensado – y un suspiro de alivio me ha aflorado a los labios. Luego ha girado la cabeza a un lado y a otro, y de nuevo se ha quedado mirándome, pero he observado que dirigía sus ojos de mi frente hacia arriba: “¿Quién eres?” – dice con cierto asombro y sin apartar la vista -. Cuando iba a decirle que simplemente me apetecía saludarle, la madre, que ya estaba a unos pasos, le pregunta: “¿Con quién hablas, hijo?”. “Con nadie, mamá; mira, pelo que flota” – le contesta - al tiempo que da un salto tratando de cogerme el cabello. “No toques porquerías” – oigo que le dice mientras esquivo la mano del niño -.  Siento un asombro sin límites.
Es entonces cuando miro al suelo y veo una miríada de hormigas que se alejan con trozos de mi sombra en la boca y ya sólo unas cuantas que rodean y desmenuzan la última porción: un poco de mi pelo. “¡No, no, no...!” 
– les grito – mientras las pisoteo como un poseso.
Me he quedado sólo en el caminito del parque, mirando anonadado aquellos cuatro rizos de sombra que se recortaban sobre las losas.
Ya sólo me queda una remota posibilidad: estoy intentando enseñar a mi perro a seguir el rastro de las hormigas para que me lleve hasta sus nidos por si aún puedo recuperarme a mí mismo. El pobre animal me oye, me huele, mira el trozo de pelo y gime desconcertado.   No sé si me haré entender.


A. Banegas




CÓMIC IV



Paralelismo.





La contumacia de quienes se creen por encima del bien y del mal... sin duda porque son ellos quienes deciden qué está bien y qué está mal.





El regreso a aquellos tiempos de la censura en el que la única manera de burlarla consistía en urdir metáforas.





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TRANCO XXII


GALERÍA


Este cuadro lo firmé a las seis de la tarde, a las siete y cuarto se colgaba en la galería y a las nueve se inauguraba la muestra.
En él he querido reflejar la batalla entre el pensamiento romántico -que para mí queda perfectamente simbolizado en una máscara veneciana- y la practicidad tecnológica.


LOS SUEÑOS ROTOS / óleo y acrílico sobre lienzo / 89x116 / 2012 / disponible

jueves, 28 de junio de 2012

TRANCO XXI


GALERÍA



Un nuevo retrato. 


JOSÉ RIERA / óleo sobre lienzo / 81x100 / 2012
 



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miércoles, 27 de junio de 2012

CÓMIC III




Hace seis o siete semanas que dibujé esta tira y poco podía suponer que los recortes, aún siendo ya muchos, apenas habían empezado. Y espera.






Na Marieta no hace sino reflejar nuestra fe ciega en todo cuanto nos dicen los políticos.






El ya expresidente del Tribunal Supremo y también del Consejo General del Poder Judicial se dedicaba a pasar largos fines de semana en Marbella a todo lujo y a costa del erario público. Trabajando, eso sí.





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martes, 26 de junio de 2012

TRANCO XX


GALERÍA

Estos son los tres últimos cuadros que he pintado. 
He vuelto a la combinación de carbón y óleo, aunque los resultados son distintos en cada obra.





En este he dibujado minuciosamente al carbón la franja central de las piedras y con trazos vigorosos lo he llevado por detrás de las hojas hasta perderse por la parte alta.

OTOÑO / carbón y óleo sobre tabla / 73x100 / 2012 / adquirido









Este, que yo pretendía que fuera pareja del anterior, se fue por otros derroteros.
He usado el carbón para, aprovechando las zonas de sombra del paisaje, crear una composición envolvente que huye por los troncos de la derecha.

PAISAJE / carbón y óleo sobre tabla / 73x100 / 2012 /adquirido




En un principio tenía previsto pintar tres paisajes -de hecho, hice los tres bocetos-  pero cuando hube terminado el segundo cuadro decidí cambiar una natureleza por otra. Por otra que me resulta muy atractiva.

NATURALEZA VIVA / carbón y óleo sobre tabla / 79x154 / 2012 /propiedad


Y estas tres obras, junto a veintidos más, las colgaré en la galería B12, en Ibiza, el martes día tres de Julio. Exposición individual que permanecerá hasta el día 15 del mismo mes.
 




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